viernes, 29 de julio de 2016

Distinta, siendo la misma.

Hace tiempo que no escribo, y las palabras se me atascan en el pecho. Palabras, gritos y lágrimas envasadas al vacío.
He estado inmersa en un mar profundo de pensamientos, que hoy no tienen lógica. He estado encontrando el valor de las palabras. Sabiendo como decirlas, encontrando el momento y las expresiones adecuadas. Llegando al equilibrio con el silencio.
Hoy soy un personaje lleno de recuerdos.
Hoy escribo dejando afónicos a mis sentimientos, a todo lo que soy, a todo lo que llevo guardado.
Hoy estoy aquí de nuevo.

Hoy tengo que reconocer que no me he peinado. He pensado que al desorden de mi corazón, le hacía falta ir conjuntado con la rebeldía de mis rizos. Y en esas estoy...
No puedo dormir. Voy a la cocina y me preparo un té. Es solo una excusa para seguir embelesada en mis historias. Son las 3:42 h de la mañana. Me quedo mirando a través de la ventana, contemplando la infinidad de estrellas, y siento frío. Hoy hago frío...
Soy de esas que se quedan hasta las tantas por seguir hablando. De las que tiene un día malo, y la paga con la persona equivocada. De las que tienen historias innormales. De las que no se entiende ni a ella misma, pero sabe perfectamente lo que quiere y necesita. De las que encuentra algo bueno en las personas. De las que canta en la ducha, y se inventa las canciones en ingles. De las que eso de disimular no se les da nada bien, y las despedidas le dan miedo. De las que dejan huella. De las que necesitan alejarse de vez en cuando para encontrarse. De las que no pueden vivir sin hacer locuras. De las que necesitan abrazos largos. Soy de esas que se exponen demasiado en cuestión de sentimientos. Soy de las aficionadas a las historias de amor apasionadas e imposibles. Soy de las que piensa que la vida hay que practicarla, exprimirla, experimentarla. Soy de las que nunca se ha enamorado. Quizás alguna vez mi corazón se ha detenido con algún "adiós" o con algunos besos, pero solo fueron simulacros para este músculo que sigue latiendo. Soy de las que buscan la "magia", el "feeling", la "chispa", la "tensión", llamalo como quieras. Eso que debe existir entre dos personas, que no siempre está y nos empeñamos en tener. Eso que solo cuando está, perdura a pesar del tiempo, las circunstancias y la vida. Ese "yo que sé", que "que sé yo", pero que te engancha. Soy de las que cuando llevan acumulados tantos desencuentros, cierran caminos. Pero también de las que, cuando se empeña en algo, aprende a abrir senderos secundarios, pedregosos y llenos de curvas. Soy de las que se enamoran de los momentos. Soy investigable, descubrible, experimentable. Soy, como dicen muchos, rara. Soy, como digo yo, distinta siendo la misma.

Hoy sigo con mi vida, sin poder dejar de venir una y otra vez a estas lineas a encontrarme. A encontrar cada uno de mis momentos favoritos. A encontrar a mis personas favoritas.
Hoy quiero encontrarte a ti también y que formes parte de esta locura que soy. ¿Te atreves?

"Solo somos coordenadas distintas en un mismo mapa"

sábado, 7 de noviembre de 2015

¿Como se llena un corazón?

Hoy me paro porque ha pasado mucho tiempo. Conté cada segundo, cada minuto, cada hora... Luego se convirtieron en semanas y meses, y dejé de contar. Y en el proceso, dejé de aferrarme a un sinfín de sentimientos. Los dejé libres y pude respirar sin notar tristeza.
Y entonces aprendes y te acostumbras a vivir sola. Esa es la palabra. Eso es lo que me define después de tantos momentos.
Estoy sola en una calle de Madrid, sentada en un bar, con una cerveza, un boli y un taco de servilletas llenas de ideas, tachones y dibujitos. Estoy sola conmigo.  Algo que por momentos me incomoda. Indagar en mi realidad personal. Buscarle sentido al cajón-trastero de mi cabeza, lleno de vivencias marcadas con las frases: "Ya lo comprenderás" o "Resolver más tarde". Lleno de historias guardadas en lugares especiales y exclusivos. Lugares marcados de forma inconsciente.
La vida siempre tiene planes distintos a los que nosotros hacemos. Puedes planear con la cabeza, con el corazón o con un montón de sueños, que la vida lo cambia todo, para darle el sentido que necesitas, no el que tu quieres que tenga.
Por eso, y a pesar de los planes de la vida, te guardé.
Guardar no es olvidar, es colocar en un lugar seguro aquello que quieres encontrar siempre. Aquello que por lo que supuso, ya forma parte de ti para siempre.
No estaba segura de recordarlo.
Ha pasado demasiado tiempo y a veces tu imagen era difusa.
Hoy vuelvo a verlo todo, a sentirlo todo. Miles de detalles que me pellizcan viva. Miles de detalles que a la mayoría no les afectan. Miles de detalles que llenan el corazón.
A veces historias con finales ya escritos, te hacen feliz. A veces llega sin avisar y se va de la misma manera. No sin antes revolucionar todo a su paso. A veces, ocurre que las historias solo tienen cabida en tu corazón. Que la persona no llega en el momento adecuado. Que las cosas no funcionan.
Pero solo a veces, descubrimos las vibraciones, las miradas, los destellos. Y solo a veces, aprendemos que si competimos contra el tiempo, perdemos.
Hoy me paro porque he reconocido historias pasadas. Hoy me paro porque aprendí que se puede querer sana y eternamente sin ataduras.
Hoy la palabra soledad tiene sentido y según en que momentos es buena compañera.
Hoy sola, en un bar de Madrid, dejo de sentirme estúpida y comienzo a reconocer sonrisas que creía perdidas. Hoy el corazón a vuelto a llenarse reviviendo detalles.
Hoy giraré a la izquierda, es el lado del corazón. Mi lado.
¡Camarero, otra cerveza, por favor!

miércoles, 3 de septiembre de 2014

Como en una montaña rusa!

Y llegó.
Llegó ese momento.
Instante en el que el destino te pone ante esa situación que revoluciona tu razón y tu corazón. Instante en el que tu mente manda señales a tu cuerpo y este no responde con seguridad. Instante en el que tu decides si te montas o no en esta Montaña Rusa que es la vida. Miedo, incertidumbre, curiosidad, indecisión,...un sin fin de sentimientos te abordan.
Siempre he pensado en lo correcto, en aquello que debo hacer, en aquello que es lo mejor. Pero,... ¿lo mejor para quien? ¿Para mi o para los demás?. Da igual, el caso es que siempre he pensado demasiado. Y esta vez llegó el día en que no sé de que manera, como o porque he dejado de pensar. La vida me ha puesto ante esa situación inesperada. Esa situación que me ha hecho dar el paso de sentir y montarme en esta atracción a la que tanto respeto le tenía. Esta vez he decidido subirme. Esta vez no quiero tener la sensación de que he dejado pasar algo importante.

Empieza el nerviosismo, el pánico y la adrenalina alcanza su punto cumbre. Y siento ganas de gritar.
Siento una euforia y una alegría inesperada. Y una vez que acaba el recorrido me tiemblan las piernas y el corazón me late a una velocidad de vértigo. De pronto, me sorprende el momento en el que quiero repetir y no parar de sentir esa revolución de sentimientos.
Sin darme cuenta, he aprendido a escuchar lo que quiero. He aprendido a pensar en mi. He aprendido que es mejor sorprenderte que decepcionarte por crear expectativas. He aprendido a arriesgar y por eso últimamente vivo de momentos. Momentos que no quiero que se escapen.
He saltado sin paracaídas, me he tirado a la piscina sin a penas agua, me he lanzado al vacío.
No he perdido a penas tiempo en valorar las consecuencias, simplemente esta vez he dejado que las consecuencias me buscaran a mi. No he perdido a penas tiempo en pensar, solo he sentido. No he perdido a penas tiempo, porque no lo he tenido. Todo ha pasado demasiado rápido. Todo ha surgido sobre la marcha. Porque todo lo que planeas en un primer momento, se desmonta en el segundo que empiezas a sentir y te dejas llevar. Se desmonta en el segundo que escuchas más a tu corazón que a la razón. Se desmonta porque no podemos controlar lo que podemos llegar a sentir. Y yo he sentido que había algo mágico en cada instante. He sentido que esta vez debía subirme y aprovechar cada ráfaga de aire, cada suspiro, cada despedida. He sentido sensaciones importantes.Y he tenido la certeza de que cada momento ha sido real, a pesar de lo rápido que ha pasado y lo lejano que parece todo hoy. Pero también he sentido que con cada hecho en sí, perdía un billete. Un billete para volver a subir a este "cacharro loco". Aún sabiendo que estaba aprovechando al máximo cada segundo, he sentido que perdía una oportunidad. Una oportunidad de volver a vivir este torbellino de sensaciones. He sentido que un trocito de mi se marchaba con cada decisión.

Solo sé que la vida tiene su propia lógica. Que todo tiene su lugar, su momento y su hora. Solo sé que no me arrepiento. Que es una de las mejores cosas que he hecho en mucho tiempo. Solo sé que la vida es mágica y hay que aprender a verla. Solo sé que después de montarme en esta Montaña Rusa con miedo y mil dudas, me he bajado con ganas de volver a subir.
Solo por el hecho de haber sido feliz, ha merecido la pena.
Pase lo que pase, siempre...hasta mañana ;-)

viernes, 23 de mayo de 2014

Vivir de puntillas.

Hoy mi pulso se ha acelerado y mis dedos han empezado a danzar espontáneamente sobre el teclado. Y de nuevo, como cada vez, esa sensación de desnudez me inunda. Mas allá de enseñar la piel, es el descubrir todo lo que tengo dentro. Sacar lo que me remueve. Incluso a veces me da pudor. Pero el hecho de mostrarme, me hace ser consciente de ciertos sentimientos. Me hace ser consciente de que el remitente y el destinatario de cada palabra, es la misma persona.
Fueron y son cartas a mi misma.
A veces tengo la sensación de vivir en una interminable partida al juego de la Oca. Intentando hacer
bien las cosas y conseguir mis objetivos. Y de repente, ¡hala!, de nuevo a la casilla de salida. Y cuando por fin parece que llegas a la meta, me sobra un punto y me toca rebotar eternamente.
Tropezar y sentir las dificultades. Caer y volver a empezar. Nada tendría sentido si no fuera así.
Todo es necesario, aunque demasiadas veces no lo entendamos. Tan necesario como escuchar.
Escuchar tus exageraciones, tus teorías.
Escuchar lo que ni tu mismo crees.
Escuchar tus excusas e incluso tus verdades.
Escucharlo todo, hasta lo que no dices.
Me hago muchas preguntas. La mayoría consigo contestarlas con bastante soltura. Pero luego están esas cuestiones que te hacen reflexionar...
¿Te da miedo ser feliz?
No parece muy complicada... En un primer momento contestas rápidamente: No. Pero por alguna extraña razón, después de dar tu respuesta, la pregunta sigue rondando en tu cabeza. Parece que no te quedas conforme. Y empiezas a pensar en todo aquello que te hace feliz o todo lo que te haría feliz.
Piensas en lo que haces y en lo que no te dejas hacer. En las cosas que sabes y en aquellas que no deberías saber. En lo que no sabes y en lo que puedes imaginarte.
Oyes pasos en tu cabeza. Notas sombras y luces en tu corazón. Son acordes y sonidos de lo que eres.
Te miras en cualquier reflejo, con la esperanza de encontrar una respuesta verdadera.
Buscas aquello que te pertenece. Aquello en lo que puedas reconocerte.
Un monólogo interno poco profundo y cada vez mas rendido.
Entonces, empiezas a dejar de pensar y aprendes a mirar. Aprendes a escuchar en todas las direcciones. Aprendes a apreciar el silencio y a respetar los ritmos. Aprendes a ver tus vacíos.
En ese momento entiendes que no quieres ver que a veces solo ves huecos, ni oír que solo oyes silencios. Que por no perder, muchas veces no quieres sentir, o no sabes sobrevivir a lo que realmente sientes.
Entonces entiendes que tienes una respuesta mejor: "NO, no me da miedo ser feliz. Me da miedo ser mala, o mejor dicho, no ser lo bastante buena. Me da miedo ser egoísta, torpe, intolerante. Me da miedo no ser yo, renunciar a mis principios o descubrir que no los tengo."
Por esa razón muchas veces vivo de puntillas.
Por eso y por muchas mas cosas, te he encontrado y he intentado que no me veas. Te he mirado y he parecido fría. Te he sentido y he construido un muro.
No me da miedo ser feliz, me da miedo sentir que no lo soy.

Lejos de parecer arriesgado, me hago grande, sonrío mucho y me dan igual las arrugas. Voy y vengo, me paro y noto que he vuelto a sentirme viva.
Si pudiera materializar lo que aprendo, colocaría abajo las enseñanzas que aun perduran y arriba las que hay que recordar de vez en cuando.
Lejos de parecer arriesgado, el aprendizaje esta resultando un renacer.
Lejos de parecer arriesgado, siento que vivo de puntillas dejando huella.
Porque parezco dura..., pero porque no sabes como beso ;-)

martes, 13 de mayo de 2014

Sueños sin rostro.

Lo extraño es que no puedo verte la cara.
Estoy sentada a la orilla de una piscina, contemplando la luna. No hace frío, la temperatura es agradable, por eso llevo una ligera chaqueta de lana. El agua está templada. Dan ganas de remojarse y nadar un rato.
Mis pensamientos se expanden. Igual que vienen, se van. Y en medio del silencio, una voz me pregunta si puede sentarse junto a mi. Sin mirar, digo que si.
Te sientas. No nos conocemos, pero comienzas a hablarme como si ya nos hubiéramos visto mas veces. Como si no fuera la primera vez. Y yo contesto con la misma confianza que tu me hablas. No tengo reparo en responder a todo lo que me preguntas, igual que lo haces tu.

El caso es que te miro un par de veces, pero no consigo verte la cara. Lo extraño es que sin verte, todo me parece muy sincero. Lo extraño es que sin verte, me encantaría fotografiar tu sonrisa.
Y sin despedirte, desapareces.

Increíble como la mente puede crear sueños tan reales y a la vez tan locos. Como el subconsciente transforma lo que pensamos y sentimos en un momento. Un momento de sin sentido, o con un sentido que no logramos comprender.
Te he visto antes, pero no lo recuerdo.
Puede que no sepa lo que esta pasando de inmediato. Me siento agusto, cómoda, me quedo ahí a ver que pasa, y de pronto, pienso que si es lo que quiero, o puede que ya lo supiera y no me he dado cuenta antes. Siento que es lo que necesito.
Tus ojos y mi ojos se fijan, pasa y todo sucede.
Puede que con el paso del tiempo se demuestre que tenia razón desde el primer momento. Puede que antes sintiera que me faltaba algo, y ahora me siento plena. O puede que todo se derrumbe y quede en un simple recuerdo.
Esperar lo mejor, no lo convierte en realidad, aunque tampoco hace que sea falso.Yo confío y espero lo mejor siempre. Necesito creer. Necesito pensar en la verdad, aunque me decepcione una y otra vez. Si no esperas nada, no te decepcionas. Si no esperas nada, no tiene sentido esperar.
Aunque a veces, te cansas de esperar. Te cansas de esperar una respuesta o una pregunta, una explicación, una señal, una palabra. A veces dejamos escapar cosas, por cansarnos de esperar.
Sueños inentendibles, que intentas entender.
Creo que es el miedo subconsciente a tirarme.
Esa sensación de solo querer hablar sin llegar a ningún lugar y sin expresar mas de la cuenta. No querer decir u oír nada que estropee la conversación. No expresar lo que siento de verdad.
Parece que si no lo cuentas, no importa, no existe. Si no lo dices, se irá. Y si sale mal solo lo sabrás tu.
¿Merece la pena? Es la pregunta que recorre una y otra vez mi pensamiento, y no llego a ninguna respuesta.
El problema no es el miedo, es la decepción. El problema no es caer, es tener que volverte a levantarte. Es comenzar de nuevo. Es encontrar otra vez ese instante en el que sientes lo que necesitas. El problema es volver a confiar en tu instinto.

Ojala existiera ese lugar con el que tanto sueño, y nunca encuentro. Donde el tiempo va despacio para disfrutar de las cosas buenas y aprender el significado de las malas. Donde las señales existen. Donde el amor no duele y es correspondido. Donde las palabras se dicen y el miedo no importa.
El lugar donde te espero y llegas, donde te hablo y contestas, donde te beso y me besas.
Creo que algún día me convenceré que no sé muy bien a donde voy, pero llegaré.
Quiero abrazos, besos, caricias y palabras sinceras.
Quiero fotografiar tu sonrisa.
Creo que el destino nos ha traido asta aquí para estar juntos, y no lo estamos. Hago mi camino, pero aun estoy soñando. El problema radica, cuando te das cuenta de que todo ha sido un sueño, y la realidad inunda de nuevo tu espacio.
Todo termina. Vuelta a la calma. Pero sigues apareciendo en mis sueños. Sueños sin rostro.

viernes, 1 de noviembre de 2013

Sueño: lo que crees es lo que creas.

Tras una máscara salgo a la pista de baile.
Una sala llena de gente y luces. El ambiente es de película. Mi disfraz y los complementos, me hacen sentir una princesa de cuento. La máscara, es la que me protege de todos.
En realidad no ves a nadie, solo intuyes. Solo estoy esperando a que él llegue. Espero ese cruce de mirada entre disfraces y mas disfraces. Ahí está. No nos conocemos. No nos hemos visto. Solo nos hemos observado, y he sentido.
Se acerca y coge mi mano sin dejar de mirarme, para comenzar a bailar. La música comienza a sonar. Vamos acompasando el paso, mirándonos a los ojos y sonriendo. Giramos y giramos. Me siento cómoda, libre y protegida. Solo estamos tu, yo y la música.
Estamos bajo dos máscaras, y la sinceridad no se pide, se supone. Simulamos ser quien no somos, o somos quienes somos, fingiendo lo que realmente parece que somos.
Las palabras son importantes, pero si no van acompañadas de algo mas, se quedan en ese fingimiento.
Me susurras algo al oído. Seguimos bailando. Disfruto del momento, pero llega a mi mente ese instante en el que nos quitemos las mascaras. Ese instante en el que nos miremos sin artificios de por medio. Ese instante en el que nos descubramos.
Un escalofrío recorre mi cuerpo. Las preguntas en mi mente se vuelven recurrentes. Miles de "porques" y cuestiones sin respuestas. La música termina, y nos quedamos uno frente al otro. Un silencio incómodo se apodera del ambiente, llegó el momento...

Me dejo llevar. Me niego a pensar que todo a sido en vano, que apareciste para desaparecer de nuevo, que no hay nada.
Pero al mismo tiempo aprendo de mi, de la situación, de las circunstancias.
Siento que todo es por algo o para algo. Siento que hay "algo" que nos une.
Aunque una vocecilla interior me repite constantemente que pase pagina, que me olvide y deje pasar esta estación. Que abandone el tren y siga caminando.
Con frecuencia, sentimos que nos falta algo, miedo que nos paraliza, aspectos de nosotros o de nuestra vida que nos gustaría cambiar o mejorar, sensaciones que nos gustaría resolver.  Nos creamos obstáculos porque nos da miedo llegar a los sitios que hemos soñado.
Cumplir los sueños da miedo, porque estamos acostumbrados a lidiar con las dificultades, pero no a recibir regalos de la vida. A veces somos demasiado vulnerables.
No sé en que momento comencé a mirarte de forma distinta.
No sé ni tan siquiera que sientes tu. Si me ves con otros ojos o soy una más de este baile de máscaras.
Solo hago suposiciones y conjeturas, pero no sé que pensar, que hacer, que sentir,...
Me gustaría que al quitarnos las mascaras, nos hiciéramos todas aquellas preguntas que nos rondan y que la sinceridad no se suponga, sino que sea real. Que por una vez, seamos valientes. Que no huyamos de las preguntas comprometidas. Que digamos todo lo que tengamos ganas de decir.
Me gustaría por una vez, dejar atrás las indirectas y los sobreentendidos.
Me gustaría que surgiera. Me gustaría que por una vez, algo saliera bien.

"Ahora todo está al revés, como si el exterior fuera un sueño, y lo de aquí dentro fuera un mundo real"
Sentirte parte de algo o de alguien.
Hablo de algo real. Una red, una conexión, un vinculo.
...dos extraños que se quitan las mascaras. Dos personas que están perdidas y que se encuentran en medio de un laberinto. Dos personas que se miran y sienten. Y al desaparecer las barreras que les habían hecho conocerse, comienzan a caminar.

La felicidad está en encontrarse a uno mismo. Llegar a aceptarse y conocerse, son los pasos previos y necesarios para ser feliz. La felicidad no es una meta, es un perfume. El perfume de cualquier momento inolvidable. El perfume de las cosas bien hechas.
Camino, embebida en mis pensamientos, sin el propósito de llegar a ningún sitio. Pero suele suceder, que aunque no te lo propongas, los senderos acaban llevando a alguna parte.
Me siento perdida, pero tomo nota de todo lo que veo y oigo, de todo lo que busco, de todo lo que siento, con la esperanza de encontrarme. Con la esperanza de mirarte y que sonrías. Con la esperanza de que sientas.
Camino, pero el cansancio se apodera de mi. Mis ojos comienzan a cerrarse. Me acurruco y entonces comienza mi sueño...Comienzo a creer en lo que creo.

"El sentido de la vida no se pierde en un solo día, ni lo encontrarás antes de que caiga la noche" Alex Rovira y Francesc Miralles.

viernes, 25 de octubre de 2013

Lo mejor de nuestro reto.


"Cuando tengas ganas de renunciar, recuerda cuales fueron los motivos que te hicieron llegar hasta ahí"

Te paras en seco. 
Miras a tu alrededor y no ves a nadie. Se acabó una etapa importante de tu vida. Se terminaron aquellos momentos en los que todos los días eran fiestas, planes y risas. Ahora tienes a gente importante lejos. Ahora a veces miras y no ves a nadie.
Cada uno un camino. Cada uno una experiencia. Cada uno una historia.
Te paras, y echas de menos.
Lo mejor de todo esto, es que os seguís apoyando en la distancia.

Se supone que tenemos que disfrutar el camino, tener ilusión por haber elegido este reto, recibir cada día con ganas y conseguir los objetivos propuesto en las mejores condiciones y con la mejor preparación. Y así es. Pero la mayoría de las veces nos equivocamos en como afrontar el proceso.
Nos equivocamos y centramos toda nuestra atención en la fecha clave, en el resultado que vayamos a sacar. ¿Lo lograremos, no lo lograremos?. Hacemos que estas preguntas y preocupaciones se apoderen de nosotros. Hacemos que esa incertidumbre y ese miedo, poco a poco, a medida que se acerca el temido día, se vaya haciendo mas poderoso en nuestro interior.
Nos equivocamos, porque a veces, las metas pesan demasiado sobre nosotros. La importancia de nuestras expectativas hacen que deseemos lograr con cierta rapidez los objetivos, y la posibilidad del fracaso y la decepción nos inunda y nos atormenta.
A veces no tenemos en cuenta o no somos conscientes de la dureza a la que nos vamos a enfrentar. No sabemos los esfuerzos que tendremos que hacer, y si serán suficientes para garantizar nuestro éxito. 
A veces, hacemos o nos hacen suposiciones alegres sobre nuestro futuro, nos ilusionamos montando castillos en el aire, e idealizamos lo que estar por llegar. 
Es fácil fijarnos objetivos, pero lograrlos es otra historia. 
Pero resulta evidente, que no debemos renunciar a lo que deseamos, por muy elevadas que sean las metas. Sin embargo, debemos tener en mente que lo importante no es solo conseguirlas, sino también el haber luchado por alcanzarlas. 
No todo se puede hacer realidad, pero si nos va a ayudar a mantener la motivación y el impulso necesario para superarnos.

Estamos viviendo una experiencia compartida en la distancia.
Estamos todos los días intentando superarnos.
Estamos todos los días luchando por alcanzar una opción. Esa opción que nos permite quedarnos en nuestro país, con los nuestros. La opción que nos haga no tener que coger un vuelo, y salir lejos.
Te consuela pensar que hay mas gente en tu misma situación, como dice aquel refrán: "Mal de todos, consuelo de tontos". En situaciones de tal ansiedad, se cumple a las mil maravillas. Y no solo por el consuelo que sientes, sino por el apoyo que recibes.
Lo mejor de todo esto son los lazos que se crean o que se refuerzan.
Lo mejor es la comprensión, las escuchas, los entendimientos, los consejos.
Lo mejor son esas llamadas de desahogo. Esos mensajes de animo. Esas miradas y gestos de: "no te preocupes, te entiendo, yo estoy igual. Pero tenemos que seguir".
Lo mejor son los pilares de apoyo que tenias o has encontrado. Aquellos que te refuerzan y te animan a seguir adelante. 
Lo mejor es no tener que decir nada para que te entiendan, para recibir un abrazo cuando lo necesitas o las palabras adecuadas en el momento preciso.
Porque a pesar de ser duro y sacrificado, y aunque está la posibilidad de no alcanzar lo que buscamos, habremos llegado juntos hasta aquí. Porque si no lo conseguimos, lo habremos intentado. Porque si no lo conseguimos, buscaremos otro camino en el que reinventarnos.
Lo mejor de nuestro reto, es tenernos.
Sé que el estres, los llantos, los ánimos, las noches en vela, los agobios, las escapadas y los cambios de aires, merecerán la pena, lo consigamos o no. 
Gracias por estar lejos, pero cerca.

"Aún mas importante que alcanzar la meta, es luchar por dirigirse a ella..." - Carlos Dómine.

viernes, 4 de octubre de 2013

No quiero dar todo por perdido.

Estoy en un pasillo oscuro. Una luz verde parpadea al final, y solo escucho a gente gritando. El suelo parece inestable y empieza a moverse a cada paso que doy. Todo se llena de agua y de repente...
Despierto bruscamente, y estoy en mi habitación, a oscuras, y con la respiración acelerada como si acabara de correr los 100 metros lisos. Todo parece difuminado en una nube espesa de confusión.

Ya está amaneciendo, decido abrir la ventana, despejarme y respirar un poco de aire.
Es un día normal, de esos sin ningún presagio. Un poco gris, amenazando lluvia, pero sin terminar de llover. Me ha costado levantarme de la cama. Hoy no soy capaz de moverme con soltura. Estoy bloqueada y eso me impide evolucionar. Perdida, y eso me impide reconocer el paisaje que me acompaña.
Hoy no brilla el sol, las cosas no han cambiado, todo sigue igual, pero me siento incompleta. Como insuficiente y extraña. Es un día de esos en que abres los ojos, y no sabes por qué razón o que fuerzas se han asociado, pero todo lo ves relativamente oscuro.
No puedo evitar hacerme preguntas.
No puedo evitar negar lo que es evidente.
No puedo evitar crear una coraza. Crear una burbuja, y el miedo aparece cuando veo peligrar dicha burbuja, cuando creo que se producirá un cambio que puede desestabilizar mi seguridad.
Aunque muchas veces parece que controlo la situación, dentro de mi me encantaría salir corriendo. Desaparecer y observar mi mundo, sin mi.

Pero aquí sigo esperando que las palabras vengan solas y que intenten explicar algo que ni yo misma entiendo. Que me consuelen y me hagan sentir mejor.
Sigo queriendo soñar que todo es mejor de lo que es, y que alguien de verdad me entiende. Sigo queriendo que haya alguien muy cerca o muy lejos de mi, que siempre estará dispuesto a darme la mano.
Seguramente esto sea lo de siempre, ilusiones que yo misma creo, porque no quiero dar todo por perdido.
No quiero dejar de ser una loca soñadora. No quiero perder la ilusión por un amor. No quiero volverme fría y calculadora, quiero seguir viviendo la vida con pasión a pesar de estos días de "tristeza". No quiero dejarme llevar por lo fácil.
Quiero seguir hasta el final siendo la misma, aunque a veces me cueste y sienta que soy difícil. Aunque a veces me aisle en busca de energía, esa que necesito a veces para ser fuerte. Aunque a veces me sienta perdida.
Necesito un respiro, porque quizás todo esto me está superando. No estoy acostumbrada a esta monotonía. Me siento encerrada. Demasiada rutina. Demasiada tranquilidad.
Sé que la mayoría de las veces hay que vivir las cosas de forma lenta, y disfrutar de como llegan y se acomodan, pero estoy cansada de esperar. No busco el amor ni la conquista, solo me dejo seducir por el destino. Pero el destino parece gris, como el amanecer de este día.
Puse mis ilusiones de nuevo, en algo que se estrelló demasiado pronto. Dos mundos que parecen haberse rozado, pero que no se tocan.
Solo estoy ahí. La opción final que siempre estará ahí, pero que nunca llega a ser nada.
Hace poco leí una frase: "Sólo una cosa vuelve un sueño imposible: el miedo a fracasar." Paulo Coelho.
Quizás es eso, miedo al compromiso, miedo a romper la burbuja, miedo al fracaso.
Soy consciente de la tremenda batalla de sentimiento que hay en estos momentos rondando mi cabeza. Pero no tengo la menor duda, de que solo es un mal día. Que mañana a pesar de que amanezca otro día gris, me levantaré con una sonrisa.

Necesito que me mires y no pronunciemos ni una sola palabra. Quiero que llegue ese día en que un escalofrío recorra mi cuerpo, cuando termines en mi cuello con un beso como broche final. Quiero que llegues.