sábado, 7 de noviembre de 2015

¿Como se llena un corazón?

Hoy me paro porque ha pasado mucho tiempo. Conté cada segundo, cada minuto, cada hora... Luego se convirtieron en semanas y meses, y dejé de contar. Y en el proceso, dejé de aferrarme a un sinfín de sentimientos. Los dejé libres y pude respirar sin notar tristeza.
Y entonces aprendes y te acostumbras a vivir sola. Esa es la palabra. Eso es lo que me define después de tantos momentos.
Estoy sola en una calle de Madrid, sentada en un bar, con una cerveza, un boli y un taco de servilletas llenas de ideas, tachones y dibujitos. Estoy sola conmigo.  Algo que por momentos me incomoda. Indagar en mi realidad personal. Buscarle sentido al cajón-trastero de mi cabeza, lleno de vivencias marcadas con las frases: "Ya lo comprenderás" o "Resolver más tarde". Lleno de historias guardadas en lugares especiales y exclusivos. Lugares marcados de forma inconsciente.
La vida siempre tiene planes distintos a los que nosotros hacemos. Puedes planear con la cabeza, con el corazón o con un montón de sueños, que la vida lo cambia todo, para darle el sentido que necesitas, no el que tu quieres que tenga.
Por eso, y a pesar de los planes de la vida, te guardé.
Guardar no es olvidar, es colocar en un lugar seguro aquello que quieres encontrar siempre. Aquello que por lo que supuso, ya forma parte de ti para siempre.
No estaba segura de recordarlo.
Ha pasado demasiado tiempo y a veces tu imagen era difusa.
Hoy vuelvo a verlo todo, a sentirlo todo. Miles de detalles que me pellizcan viva. Miles de detalles que a la mayoría no les afectan. Miles de detalles que llenan el corazón.
A veces historias con finales ya escritos, te hacen feliz. A veces llega sin avisar y se va de la misma manera. No sin antes revolucionar todo a su paso. A veces, ocurre que las historias solo tienen cabida en tu corazón. Que la persona no llega en el momento adecuado. Que las cosas no funcionan.
Pero solo a veces, descubrimos las vibraciones, las miradas, los destellos. Y solo a veces, aprendemos que si competimos contra el tiempo, perdemos.
Hoy me paro porque he reconocido historias pasadas. Hoy me paro porque aprendí que se puede querer sana y eternamente sin ataduras.
Hoy la palabra soledad tiene sentido y según en que momentos es buena compañera.
Hoy sola, en un bar de Madrid, dejo de sentirme estúpida y comienzo a reconocer sonrisas que creía perdidas. Hoy el corazón a vuelto a llenarse reviviendo detalles.
Hoy giraré a la izquierda, es el lado del corazón. Mi lado.
¡Camarero, otra cerveza, por favor!

1 comentario: