viernes, 25 de octubre de 2013

Lo mejor de nuestro reto.


"Cuando tengas ganas de renunciar, recuerda cuales fueron los motivos que te hicieron llegar hasta ahí"

Te paras en seco. 
Miras a tu alrededor y no ves a nadie. Se acabó una etapa importante de tu vida. Se terminaron aquellos momentos en los que todos los días eran fiestas, planes y risas. Ahora tienes a gente importante lejos. Ahora a veces miras y no ves a nadie.
Cada uno un camino. Cada uno una experiencia. Cada uno una historia.
Te paras, y echas de menos.
Lo mejor de todo esto, es que os seguís apoyando en la distancia.

Se supone que tenemos que disfrutar el camino, tener ilusión por haber elegido este reto, recibir cada día con ganas y conseguir los objetivos propuesto en las mejores condiciones y con la mejor preparación. Y así es. Pero la mayoría de las veces nos equivocamos en como afrontar el proceso.
Nos equivocamos y centramos toda nuestra atención en la fecha clave, en el resultado que vayamos a sacar. ¿Lo lograremos, no lo lograremos?. Hacemos que estas preguntas y preocupaciones se apoderen de nosotros. Hacemos que esa incertidumbre y ese miedo, poco a poco, a medida que se acerca el temido día, se vaya haciendo mas poderoso en nuestro interior.
Nos equivocamos, porque a veces, las metas pesan demasiado sobre nosotros. La importancia de nuestras expectativas hacen que deseemos lograr con cierta rapidez los objetivos, y la posibilidad del fracaso y la decepción nos inunda y nos atormenta.
A veces no tenemos en cuenta o no somos conscientes de la dureza a la que nos vamos a enfrentar. No sabemos los esfuerzos que tendremos que hacer, y si serán suficientes para garantizar nuestro éxito. 
A veces, hacemos o nos hacen suposiciones alegres sobre nuestro futuro, nos ilusionamos montando castillos en el aire, e idealizamos lo que estar por llegar. 
Es fácil fijarnos objetivos, pero lograrlos es otra historia. 
Pero resulta evidente, que no debemos renunciar a lo que deseamos, por muy elevadas que sean las metas. Sin embargo, debemos tener en mente que lo importante no es solo conseguirlas, sino también el haber luchado por alcanzarlas. 
No todo se puede hacer realidad, pero si nos va a ayudar a mantener la motivación y el impulso necesario para superarnos.

Estamos viviendo una experiencia compartida en la distancia.
Estamos todos los días intentando superarnos.
Estamos todos los días luchando por alcanzar una opción. Esa opción que nos permite quedarnos en nuestro país, con los nuestros. La opción que nos haga no tener que coger un vuelo, y salir lejos.
Te consuela pensar que hay mas gente en tu misma situación, como dice aquel refrán: "Mal de todos, consuelo de tontos". En situaciones de tal ansiedad, se cumple a las mil maravillas. Y no solo por el consuelo que sientes, sino por el apoyo que recibes.
Lo mejor de todo esto son los lazos que se crean o que se refuerzan.
Lo mejor es la comprensión, las escuchas, los entendimientos, los consejos.
Lo mejor son esas llamadas de desahogo. Esos mensajes de animo. Esas miradas y gestos de: "no te preocupes, te entiendo, yo estoy igual. Pero tenemos que seguir".
Lo mejor son los pilares de apoyo que tenias o has encontrado. Aquellos que te refuerzan y te animan a seguir adelante. 
Lo mejor es no tener que decir nada para que te entiendan, para recibir un abrazo cuando lo necesitas o las palabras adecuadas en el momento preciso.
Porque a pesar de ser duro y sacrificado, y aunque está la posibilidad de no alcanzar lo que buscamos, habremos llegado juntos hasta aquí. Porque si no lo conseguimos, lo habremos intentado. Porque si no lo conseguimos, buscaremos otro camino en el que reinventarnos.
Lo mejor de nuestro reto, es tenernos.
Sé que el estres, los llantos, los ánimos, las noches en vela, los agobios, las escapadas y los cambios de aires, merecerán la pena, lo consigamos o no. 
Gracias por estar lejos, pero cerca.

"Aún mas importante que alcanzar la meta, es luchar por dirigirse a ella..." - Carlos Dómine.

viernes, 4 de octubre de 2013

No quiero dar todo por perdido.

Estoy en un pasillo oscuro. Una luz verde parpadea al final, y solo escucho a gente gritando. El suelo parece inestable y empieza a moverse a cada paso que doy. Todo se llena de agua y de repente...
Despierto bruscamente, y estoy en mi habitación, a oscuras, y con la respiración acelerada como si acabara de correr los 100 metros lisos. Todo parece difuminado en una nube espesa de confusión.

Ya está amaneciendo, decido abrir la ventana, despejarme y respirar un poco de aire.
Es un día normal, de esos sin ningún presagio. Un poco gris, amenazando lluvia, pero sin terminar de llover. Me ha costado levantarme de la cama. Hoy no soy capaz de moverme con soltura. Estoy bloqueada y eso me impide evolucionar. Perdida, y eso me impide reconocer el paisaje que me acompaña.
Hoy no brilla el sol, las cosas no han cambiado, todo sigue igual, pero me siento incompleta. Como insuficiente y extraña. Es un día de esos en que abres los ojos, y no sabes por qué razón o que fuerzas se han asociado, pero todo lo ves relativamente oscuro.
No puedo evitar hacerme preguntas.
No puedo evitar negar lo que es evidente.
No puedo evitar crear una coraza. Crear una burbuja, y el miedo aparece cuando veo peligrar dicha burbuja, cuando creo que se producirá un cambio que puede desestabilizar mi seguridad.
Aunque muchas veces parece que controlo la situación, dentro de mi me encantaría salir corriendo. Desaparecer y observar mi mundo, sin mi.

Pero aquí sigo esperando que las palabras vengan solas y que intenten explicar algo que ni yo misma entiendo. Que me consuelen y me hagan sentir mejor.
Sigo queriendo soñar que todo es mejor de lo que es, y que alguien de verdad me entiende. Sigo queriendo que haya alguien muy cerca o muy lejos de mi, que siempre estará dispuesto a darme la mano.
Seguramente esto sea lo de siempre, ilusiones que yo misma creo, porque no quiero dar todo por perdido.
No quiero dejar de ser una loca soñadora. No quiero perder la ilusión por un amor. No quiero volverme fría y calculadora, quiero seguir viviendo la vida con pasión a pesar de estos días de "tristeza". No quiero dejarme llevar por lo fácil.
Quiero seguir hasta el final siendo la misma, aunque a veces me cueste y sienta que soy difícil. Aunque a veces me aisle en busca de energía, esa que necesito a veces para ser fuerte. Aunque a veces me sienta perdida.
Necesito un respiro, porque quizás todo esto me está superando. No estoy acostumbrada a esta monotonía. Me siento encerrada. Demasiada rutina. Demasiada tranquilidad.
Sé que la mayoría de las veces hay que vivir las cosas de forma lenta, y disfrutar de como llegan y se acomodan, pero estoy cansada de esperar. No busco el amor ni la conquista, solo me dejo seducir por el destino. Pero el destino parece gris, como el amanecer de este día.
Puse mis ilusiones de nuevo, en algo que se estrelló demasiado pronto. Dos mundos que parecen haberse rozado, pero que no se tocan.
Solo estoy ahí. La opción final que siempre estará ahí, pero que nunca llega a ser nada.
Hace poco leí una frase: "Sólo una cosa vuelve un sueño imposible: el miedo a fracasar." Paulo Coelho.
Quizás es eso, miedo al compromiso, miedo a romper la burbuja, miedo al fracaso.
Soy consciente de la tremenda batalla de sentimiento que hay en estos momentos rondando mi cabeza. Pero no tengo la menor duda, de que solo es un mal día. Que mañana a pesar de que amanezca otro día gris, me levantaré con una sonrisa.

Necesito que me mires y no pronunciemos ni una sola palabra. Quiero que llegue ese día en que un escalofrío recorra mi cuerpo, cuando termines en mi cuello con un beso como broche final. Quiero que llegues.