martes, 2 de julio de 2013

Emociones reales.

"Ya casi no quedan sorpresas de verdad, y supongo que por ello tampoco emociones reales en forma de respuestas. Y quizá por ello cuando te encuentras con una, te fascina tanto..." (Albert Espinosa)

Observo a la gente desde lejos. Están relajados, pensativos,...como si se encontraran en otro mundo. Sentada en un tren, de vuelta a casa. Todos son desconocidos. Escuchan música, leen, miran a través de la ventana pensativos, duermen,... Y yo mientras observo... Me fijo en reacciones, gestos...
Solo noto que el tiempo, transcurre a mi alrededor. Que cada uno reflexiona sobre su vida, o simplemente deja la mente en blanco...
Se dice que la vida es como un viaje en tren, con pasajeros, estaciones, billetes de ida y vuelta,... Trenes, que o los cojes a tiempo o no vuelven...
No nos conocemos...
Pero noto que me miran...
Apenas nos hemos visto y ya parece que nos conocemos. Dos desconocidos que conectan. Una sensación extraña se apodera de mi. Una mirada, y ambos sonreímos. Suficiente para saber que algo te ha marcado...
Comienzo a fijarme en detalles, sus manos, sus ojos, su sonrisa... Y todo me parece familiar sin haberlo visto antes...
Me miró, y volví a sentir aquello tan extraño que nos unía...
En apenas unos segundos te encuentras hablando de tu vida con un extraño. Te sientes cómoda. Sentimientos que tardarías tiempo en encontrar, te inundan al contemplarle, al mirarle, al hablarle...
No sé porque había aquella inexplicable magia entre nosotros... No nos habíamos besado... Ni habíamos hablado de nada excesivamente importante...
Caminos destinados a cruzarse...

He sido muy puntual en mis viajes, he comprobado por activa y pasiva los destinos, y dado mil vueltas a los horarios. Y aun así, siempre elegí rápido y fácil, "aquí, aquí mismo me vale".
Reconozco que quizá por eso, en mas de una ocasión dejé escapar trenes que me habrían hecho ser de otra forma, ni mejor ni peor, pero distinta...
Puse el cartel de "ocupada" cuando más vacía estaba, y me negué a arrancar cuando mas necesitaba escapar. Reconozco que huí cuando debería haberme quedado mas tiempo, que bajé a viajeros injustamente, y que injustamente recibí a muchos otros.
Pero en cada tren aprendí algo nuevo, sentí algo diferente y encontré miradas que no buscaba.

No se si creer en el destino o no, pero la vida me ha hecho entender que nadie entra en nuestras vidas por casualidad...
Solo es cuestión de tiempo que todo suceda, si de verdad tiene que suceder... Si de verdad, es real...

Por todos esos trenes en los que monté. Por toda la gente que conocí en cada destino. Por esas conversaciones sin sentido para el resto, pero con gran significado para nosotros.

Como me dijo no hace mucho una persona: "Los detalles que pocos ven, son los que hacen reconocer a la buena gente." ;-)

1 comentario:

  1. Es cierto que la gente no entra en nuestra vida por casualidad, y tmpoco entran cuado queremos que entren, simplemente llega ese momento en que sin darnos cuenta, estan ahi.
    Muy bonito, de 10!

    ResponderEliminar